Opinion

La emergencia de movimientos ciudadanos en Oriente Proximo

SECULARIDAD Y DERECHOS

“LA EMERGENCIA DE MOVIMIENTOS CIUDADANOS  EN ORIENTE PROXIMO”

Por Ricardo Georges Ibrahim

“Si bien en todo momento hay, entre los componentes de la identidad de una persona, una determinada jerarquía, ésta no es inmutable, sino que cambia con el tiempo y modifica profundamente los comportamientos.[1]

Amin Maalouf

INTRODUCCIÓN

Las demandas de libertades individuales, entre ellas la libertad de conciencia, y de igualdad de derechos, encuentra hoy más obstáculos en los países de mayoría islámica, (entre ellas los Estados que tienen como lengua oficial el  árabe), que en los años 60 y 70. La falta de secularización de sus sociedades y la permanencia durante décadas de regímenes autoritarios y totalitarios, sean dictaduras militares o monarquías absolutas ha promovido un estancamiento social y ha esterilizado cualquier espacio autónomo de pensamiento modernista y democrático, postergando muchas demandas sociales. Los discursos legitimadores de los distintos regímenes, se caracterizaron por ser antiliberales, en el sentido social, político y cultural. De los años 50 a los 80, mayormente anclados en nacionalismos excluyentes y el patriotismo, para luego desgastarse y dar lugar a las corrientes más retrógradas de pensamiento islamista, sea shiita, influenciado por la revolución iraní, o de corte salafista, ideas más radicales que las que prevalecieron en décadas anteriores.

Pero el fenómeno también afectó a otras comunidades religiosas, como judíos israelíes, o cristianos en Egipto y Armenia, entre otros lugares. La multiculturalidad social, en lugar de avanzar hacia la interculturalidad y marcos legislativos inclusivos, terminaron fomentando o bien nacionalismos excluyentes que rozaron el fascismo o bien totalitarismos religiosos con códigos basados en escolástica medieval islámica, que en el derecho positivo emanado de la ciencia. Los grupos religiosos tomaron un cariz político y se radicalizaron, imponiendo sus relatos y “derechos”, donde fueron mayoritarios, con un fuerte componente de represión o subordinación de otros grupos religiosos, además de minorías nacionales.

LA evolución hacia la extrema derecha en Israel aun en partidos nacionalistas se basaron en relatos fantásticos que combinaron a la perfección, mitología religiosa y nacionalista. Ambas falsas por supuesto.

En los ambientes musulmanes, la clausura de posibilidades de participación política de la sociedad civil, llevó a los individuos otra vez a las mezquitas, para buscar consuelo a sus miserias y desdichas. Ahora con un componente fuerte de financiamiento de corrientes retrogradas de corrientes integristas por parte de países del golfo, que subalternizaron otras corrientes de islam popular como las sufíes (cabe destacar que también hay corrientes sufíes conservadoras y muy retrogradas como la Naquishbandiya), o corrientes modernistas y liberales.

Líbano, por sus características de contar con un equilibro entre 16 comunidades religiosas que deben pactar gobierno, garantizó históricamente mayores grados de libertades y secularización. Turquía, en la era anterior a Erdogan, a pesar de los constantes golpes militares y represión a las minorías, garantizó también ciertos espacios de secularidad y modernidad. Y Tunez, por influencia del Goberno constitucionalista de Habib Bourgiba, supo desarrollar espacios de secularidad y modernidad, especialmente en relación a derechos de la mujer. Túnez hoy resurge como la gran promesa de la región, dado que es el único país donde se asentó un sistema democrático tras su revolución de los jazmines.

 ¿PERO QUÉ ES SECULARIDAD? ¿CÓMO SE RELACIONA CON EL CONCEPTO DE MODERNIDAD?

La secularización se relaciona con la modernidad, el conocimiento, los avances en la educación de masas y la consiguiente  disminución que tiene la religión en la centralidad de la vida de las personas, que queda reducida al espacio privado, y como algo plural, siendo el Estado y las leyes neutrales en materia religiosa. A nivel mundial fue un proceso producto del pasaje de sociedades tradicionales, a sociedades modernas como fruto de procesos sociales, revoluciones científicas y tecnológicas que cambiaron los estilos de vida de las personas. La filosofía de la Ilustración y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en el Siglo XVIII, dejaron atrás sociedades basadas en los privilegios de sangre, la vida rural, el analfabetismo, elites gobernantes que reinaban legitimándose por una jerarquía religiosa que tenía el monopolio de la educación,  manipulaba a la gente, mayormente analfabeta, y tenía un poder desmedido sobre el Estado, las personas y las conciencias. El único modo de pensar valido.

La modernidad, por su parte, tuvo entre sus atributos, la emergencia de nuevas clases sociales (medias) autónomas, sin derechos de sangre, que buscaba ocupar un lugar desde la reivindicación de la noción de igualdad de derechos, autogobierno, movilidad social, y que consideran como bases de convivencia el derecho a la propiedad, el derechos de cualquiera a gobernar y participar en la administración de la vida pública, la abolición de los privilegios de sangre, la libertad de conciencia y de opinión, una historia nacional, un idioma estándar compartido e impartido en escuelas públicas para construir ciudadanos libres e iguales.

El siguiente cuadro puede clarificar algunos atributos entre uno y otro tipo de sociedad, las previas al silgo XVIII y las configuraciones posteriores que llegan hasta el presente. Cambios sociales que implican cambios culturales y de estructura del pensamiento.

SOCIEDADES TRADICIONALESSOCIEDADES MODERNAS
  -Privilegios de sangre.           -Estamentos sociales fijos. -Elites gobernantes aristocráticas (nobles/realeza). – Jerarquía clerical “De Estado”, que tiene el monopolio de la educación, de la interpretación “de lo sagrado”, y de la promulgación de leyes. – Sociedades más rurales que urbanas. -Clases sociales bajas analfabetas, sin derecho a educación y que vive en condiciones de servidumbre y subsistencia, cuando no esclavitud. – Desigualdad de derechos por clases sociales, sexo, religión y etnias. -Producción artesanal, y oficios que se transmiten de padres a hijos o de maestro a aprendiz. -Familia tradicional “para toda la vida” y heteronormativa: su fin es la reproducción y la alianza de familias. – El individuo o la persona no es reconocido como tal. Se es en función de la etiqueta que se adjudica o autoadjudica, y se juzga a la persona por su comunidad. -Teocentrismo -La religión se hereda y es asignada por los padres o por imposición del gobierno. – No existe la libertad de conciencia ni de cambio de religión. -Creencia en la revelación literal, contenida en libros sagrados, como dogma inamovible y absoluto.    Privilegios en función de la riqueza, no de sangre.Igualdad formal de derechos.Constitucionalismo y leyes seculares (derecho positivo).Mayor peso del conocimiento científico.Educación masiva mediante redes de escuelas públicas.Idioma oficial estandarizado.Tendencia a cambios legislativos que avancen en igualdad de derechos (abolición de esclavitud, mujeres, movimiento obrero, diversidad sexual).Derecho a la participación política, a ser electo y elegido, de todos.Nacionalismo.Industrialismo.Movilidad social.Mayor movilidad geográfica.Avance tecnológico constante.Sociedad abierta y en constante cambio.Globalización.Familia líquida (ensambladas, homoparentales, de hecho, etc).Antropocentrismo.Libertad de conciencia. La religión, aunque mayormente se hereda, es susceptible de abandonarla o de vivirla de muchas maneras.Relativización de textos sagrados en función de contexto y otras variables.Confianza en la razón e idea de progreso.  

Para finalizar este apartado, durante los últimos doscientos años creímos, en el progreso constante de la modernidad y de la erosión de la religión por el avance de la educación de masas y de los avances del conocimiento científico y tecnológica, y que esto traerá aparejada una “era de bienestar generalizado para todos”. Sin embargo, con los avances en materia de salud, educación y derechos, también asistimos, primero a guerras mundiales con nuevos armamentos que superaron la capacidad de matar y de destrucción como nunca lo había visto la humanidad. También a una degradación del medio ambiente producto de la superpoblación, aumento de desechos plásticos, y otros contaminantes (metales pesados, radiación), deforestación, modelos industriales que generan polución y calentamiento global.  Y estamos entrando a una nueva etapa de la humanidad donde van a desaparecer oficios enteros, y la robotización suplirá la mano de obra, tendiendo a una sociedad dual. La amenaza de la pobreza, en grandes regiones del mundo, especialmente en América Latina, Africa y también países musulmanes afroasiáticos, es algo real. Los niveles de desigualdad son en estas regiones apabullantes y la miseria algo con el que las familias enfrentan a diario. 

Quizá estas razones expliquen en parte el común denominador del retorno de lo religioso en clave fundamentalista en grandes masas de estas sociedades, además de poder ver esta emergencia como reacciones contra la modernidad fogoneadas por sectores tradicionales y privilegiados de estas sociedades.

En el mundo árabe, la falta de democracia y la falta de condiciones éticamente sustentables de vida en amplias capas de población, puede explicar la resurrección de dios y las religiones, especialmente el islamismo  en clave conservadora, muy lejos de reivindicaciones sociales e inclusión social, salvo lo simbólico.  Estos movimientos marcaron los años 80 hasta 2018, porque ante la corrupción y la ausencia de estado, supieron tejer redes de ayuda y contención en los sectores populares. Hoy creo que sinceramente están en retroceso y soy optimista viendo los nuevos movimientos sociales, la segunda oleada de ¿”primaveras árabes?”, que sí contienen claramente demandas de ciudadanía, laicismo, de minorías étnicas, ecológicas de los movimientos feministas y LGTB y mejoras concretas en la calidad de vida. Hoy hay manifestaciones y demandas de este tipo en Líbano, Iraq, Sudán, Argelia, también en Irán.

También en otras partes del mundo, incluyendo Hispanoamérica. De pronto las sociedades parecen despertarse y lo que ayer parecían derrotas, hoy resurgen con fuerza, claridad y potencia, especialmente motorizadas por jóvenes y por mujeres. Y se nota un hartazgo de las tutelas religiosas que fragmentaron durante siglos a sus sociedades, coexistiendo con las más visibles y no menos populares corrientes retrogrado-islamistas, en declive.

En América Latina, estos movimientos se dan en paralelo al crecimiento de corrientes antimodernas, religiosas conservadoras muy similares a las islamistas salafistas, cuyo centro de crecimiento son las iglesias evangélicas pentecostales. El auge de estos movimientos retrógrados e está dando en esta década, pero también su crecimiento comenzó en los años 80. Aquí no tanto por el bloqueo político de dictaduras, sino por el crecimiento de la pobreza y la marginalidad y la consiguiente red de ayuda cercana en templos abiertos en barriadas, que desde un lugar mesiánico o milenarista, nutrió de sentido y reglas a amplios sectores populares, especialmente los de menor nivel educativo. También contribuyó al fenómeno el descrédito de la Iglesia Católica, con sus numerosos escándalos de pederastía y de encubrimiento sistemático del clero que cometió esos crímenes.

Cabe destacar que, al igual que el islamismo rompe se ha impuesto a las tradiciones más abiertas y tolerantes del islam, el cristianismo evangélico pentecostal se ha propagado difiere  en forma hasta radical de las iglesias protestantes históricas, mucho más abiertas y progresistas. También debe decirse que los sectores evangélicos pentecostales han hecho una alianza táctica con los sectores más fundamentalistas del catolicismo, y han salido a la calle, especialmente esgrimiendo un discurso machista y tradicionalista en su denuncia de la supuesta “ideología de género”, recazo a que se imparta educación sexual en las escuelas, contrario al aborto e incluso en muchos casos al uso de métodos anticonceptivos.

EL ASCENSO DEL IRRACIONALISMO E INTEGRISMO RELIGIOSO

“La miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura atormentada, el alma de un mundo desalmado, y también es el espíritu de situaciones carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo. Renunciar a la religión en tanto dicha ilusoria del pueblo es exigir para este una dicha verdadera. Exigir la renuncia a las ilusiones correspondientes a su estado presente es exigir la renuncia a una situación que necesita de ilusiones. Por lo tanto, la crítica de la religión es, en germen, la crítica de este valle de lágrimas, rodeado de una aureola de religiosidad”

                                                                                                                                                                          Carlos Marx

La globalización ha permitido el uso de nuevas tecnologías de comunicación, en tiempo real, y la imposibilidad de los regímenes autoritarios y totalitarios de ocultar información, a la que se puede acceder desde cualquier punto, con internet. Al mismo tiempo con los celulares se pueden grabar situaciones de violaciones a los derechos humanos y subirlos a redes sociales. También crear páginas, grupos y blogs que son utilizados tanto por sectores democráticos y excluidos, como por los grupos religiosos fundamentalistas para reclutar gente o compartir un ideario.

 Los grupos  salafistas, al igual que los grupos evangélicos pentecostales han sabido construir una política de comunicación muy moderna, pese al arcaísmo de su cosmovisión y pensamiento. Ambos grupos han utilizado tanto la tv, en programas de “catequización” y de bajada de doctrina, como de redes sociales para expandirse con mucha eficacia y llevar su mensaje a millones de personas.

Centrándonos en Oriente Próximo y Medio podemos analizar sociológica e históricamente los cambios de las últimas décadas en las cuales se desarrollaron estas ideologías contrapuestas: integrismo religioso y reivindicaciones democráticas.

1973-1990

La crisis petrolera de 1973 crea una renta en los países del golfo arábigo que se invierte en infraestructuras y que promueve una inmigración masiva, pero sin derechos, de poblaciones de países árabes pobres (Egipto, Siria, Yemen, Marruecos, Sudan, Líbano, etc), India, Filipinas, Sri Lanka, Pakistán e India, ente otros. Trabajadores en construcción, de servicios, profesionales en informática, comerciantes y prostitutas de Rusia, Ucrania, Marruecos y otros países.

En los 80 y 90 Arabia Saudita y los países del golfo, aprovechan la bonanza para expandir su hegemonía en el mundo donde hay comunidades musulmanas sunníes, abriendo templos y financiando clérigos que adscriben a corrientes totalitarias e integristas, misóginas y violentas. De hecho junto a Estados Unidos y Pakistán entrenan mujaidines, que desarrollan experiencia bélica en Afganistán y luego regresan a sus países de origen. Son el germen, el origen del terrorismo islamista global de Al Qaeda, DAESH y corrientes no violentas, pero segregacionistas. Es la época de la vuelta al velo y al conservadurismo extremo en Oriente Próximo, Norte de Africa y países tan lejanos como Malasia e Indonesia.

Las dictaduras militares arabizantes (su ideología es más el nacionalismo árabe, curiosamente fuertes en países sólo árabes lingüísticamente como Siria, Iraq, Palestina, Egipto, Argelia), se encuentran en crisis económicas y fracasos y discurren entre la consolidación de nueva elites militares, dueñas de sus países, y una población empobrecida y con bajos niveles educativos, mantenidas a raya a fuerza de represión,  tortura y también religión. Sus fracasos y el empobrecimiento de la población se acentúa a partir de 1982, año donde se privatizan los recursos naturales que son adquiridos por las propias elites militares (políticas de apertura o “intifah”).

En Irán, por su parte, tiene lugar una revolución que derroca al Sha, pero es coptada por sectores islamistas que encarcelan y matan a los demócratas y a los sectores de izquierda, para crear un estado teocrático, parlamentario, pero basado en leyes arcaicas religiosas que marginalizan y excluyen especialmente a las mujeres, transforman en ciudadanos de segunda categoría a judíos, cristianos y zoroastrianos, destierran  y excluyen de cualquier trabajo a miembros de la fe Bahai y de otras minorías religiosas, condenan a muerte a homosexuales o a operaciones transgénero (que muchas veces terminan en suicidio).

Arabia Saudita e Irán comienzan una “guerra fría” islamista, que afecta a otros países.

Regímenes militares arabizantes (negadores de la diversidad étnica y de identidades autóctonas  anteriores a la conquista árabe-islamica) como el baasista iraquí, bajo la bota de Saddam Hussein, apela a la exaltación del nacionalismo, no sin antes subirse al carro del embrutecimiento religioso de las  masas,  cambiando las estrellas de su bandera, por el sectario lema musulmán “Allah u akbar” (Dios es lo más grande), imitando a Irán, y enterrando el supuesto laicismo y socialismo (sui generis) de su partido. En esa exaltación histérica mezcla de nacionalismo árabe y religión islámica sunni, invade Irán y luego Kuwait, sentando las bases de destrucción de su país, tras millones de muertos en vano, incluyendo brutales matanzas con agentes químicos, de kurdos en Halabja. Los Estados Unidos, que empujaron al precipicio de la guerra con Irán al régimen policíaco baasista, son los mismos que luego le darán la espalda e invadirán el país transformándolo en un Estado cuasi fallido.

Siria, por su parte, invade y permanece 20 años en Siria, en un pacto tácito con Israel, donde el país colonial y expansivo judío había invadido previamente el sur del Líbano. Este país, caja de resonancia de intereses regionales, y que a pesar de tener un sistema confesional se caracterizó por tener sectores más secularizados y mayores libertades que los países del entorno, inicia una larga y cruenta guerra civil en 1975, que finaliza recién en 1990.

2010-2013. LAS PRIMAVERAS ARABES: DE LA ILUSIÓN A LA REPRESIÓN E ISLAMIZACIÓN

De las primaveras árabes, mucho se ha hablado y sólo mencionaré que marcaron un hito histórico que se propagó por los países de habla árabe sometidos a castas militares y monárquicas, a partir del sacrificio del joven tunecino Muhammad Bouzizi, quien se sintiera humillado y se suicidara a lo bonzo prendiéndose fuego (algo inédito en nuestra región). Lejos de ser un episodio policial aislado, prendió la chispa para un movimiento de masas, amorgo, sin liderazgos claros, que llevó el lema “El pueblo quiere la caída del régimen# desde Marruecos a Iraq.

Estos movimientos crearon la base de un sistema genuinamente democrático en Túnez. En Egipto inicialmente triunfó, pero en las primeras elecciones libres desde su independencia, ganaron las elecciones el viejo partido islamista de los Hermanos Musulmanes, con la radical oposición de la izquierda, agudizada por la torpeza de los dirigentes sectarios de ese partido que empujó a la minoría cristiana y a los sectores laicos otra vez a aliarse con los militares (en un error táctico imperdonable). Arabia Saudita, Israel y Estados Unidos conspiraron para la realización de un golpe de Estado que provocó un retroceso al estado anterior al de los levantamientos, con miles de muertos, encarcelamiento, tortura y proscripción de los dirigentes de la Hermandad Musulmana. El gobierno militar, surgido de elecciones amañadas, fue rápidamente reconocido por la Unión Europea y los países mencionados. Incluso por Rusia y China, países poco interesados en la democracia pero ávidos de hacer lucrativos negocios.

Libia se convirtió, tras la caída (con ayuda francesa y americana) de Kaddafi, mientras que en Siria se desató una guerra civil y se internalizó el conflicto, manteniéndose el gobierno de Assad en el poder por la intervención rusa e iraní. Asimismo, Turquía, y los países del golfo apoyaron a grupos islamistas, cada vez más radicales, que terminaron ocupando el lugar de los artífices de la primavera siria de los primeros años, sectores prodemocracia, asesinados o encarcelados por el régimen.

1919: ¿UN NUEVO ESCENARIO?

Hoy las calles en los países árabes y otros como Irán, vuelven a ser protagonistas. Las sociedades se movilizan nuevamente en Marruecos, Argelia, Egipto, Sudán, Iraq, Líbano e Irán. Jóvenes y mujeres son los principales protagonistas. La ola islamista parece haber llegado a un punto donde retrocede, y ocupa su lugar la movilización de sectores seculares, con reivindicaciones modernistas y una agenda que tiene sus puntos fuertes en la lucha contra la corrupción política, la renovación de la clase política, la democracia, la extensión de derechos, especialmente a las mujeres, reivindicaciones laborales, de salud y educativas y de acceso a servicios, y también  como sucede en Líbano, un país multirreligioso, por primera vez la creación de espacios civiles separados del poder religioso (creación de registros civiles que permitan los matrimonios interreligiosos, o de ciudadanos sin religión).

Otro sector de la población que tiene demandas modernizantes son los de gays y lesbianas que comienzan a organizarse, y a hacer campañas en pro de la sensibilización, despenalización y mayor tolerancia.

Túnez, ha tenido en sus últimas elecciones de 12019, un candidato presidencial abiertamente gay, abogado de derechos humanos, en un país donde se penaliza la homosexualidad, el Dr. Munir Battour. Los parlamentos tunecino y marroquí discuten la despenalización de la homosexualidad. En Marruecos se visibiliza la asociación Kif Kif, mientras que en Líbano también esta comunidad se organiza e incluso un grupo musical Mashrou Leila, habla abiertamente de homosexualidad y provoca al establishment religioso del país.

También cabe destacar que en Túnez recientemente se ha registrado la primera asociación de personas ateas del mundo árabe.

Algo está cambiando en una región caracterizada por el inmovilismo e incluso el retroceso durante más de medio siglo.

  • EL ESTIGMA QUE SUPONE SER LIBREPENSADOR, AGNOSTICO O ATEO EN ORIENTE MEDIO
El caso del bloguero Raif Badawi, condenado y mil latigazos a diez años de cárcel por defender la separación de Estado y religión, dio la vuelta al mundo en enero del año pasado cuando el verdugo le aplicó la primera tanda de 50 azotes. Pero no se trata de un caso aislado. Solo durante 2015, al menos seis hombres fueron castigados por expresar sus opiniones de forma pacífica, según un recuento llevado a cabo por Human Rights Watch (HRW) el pasado enero al cumplirse un año de la llegada al poder del rey Salmán. Uno de ello, el poeta de origen palestino Ashraf Fayadh, fue condenado a muerte, aunque la presión internacional logró que el pasado febrero se le conmutara la pena por ocho años de cárcel y 800 latigazos. En todos los casos, fueron víctimas de acusaciones genéricas como “sembrar la discordia” o “incitar a la opinión pública”, que los observadores consideran meros pretextos para criminalizar la disidencia pacífica. https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/arabia-saudi-raif-badawi-latigazos-ene15/
VIDEO MOHAMMED HASHEM EXPULSADO DE LA TV EGIPCIA POR HABLAR DEL BING BANG
https://bouleusis.gonevis.com/rabino-jud%C3%ADo-israel%C3%AD-quemar-iglesias-cristianas-en-israel-est%C3%A1-justificado/
https://elpais.com/internacional/2009/11/19/actualidad/1258585205_850215.html
Residentes de la aldea Shurnukh atacaron a un grupo de activistas LGBT y la Iglesia salió a defender a los agresores porque «no debe haber una actitud tolerante hacia el pecado y la homosexualidad»Una treintena de personas, entre ellas mujeres y niños, se manifestaron frente a la casa del activista gay Hayk Hakopian, donde se realizaba una reunión de la asociación Pink Armenia.  Cuando el grupo salió de la casa, los hombres los golpearon, mientras que las mujeres y los niños  arrojaron piedras al grito de «abajo de los homosexuales» y «ustedes son turcos».  Ante el incidente, el Obispo Arshak Khachatrian de la Iglesia Apostólica Armenia expresó que la posición de Santa Echmiadzin sobre el incidente en el pueblo de Shurnuh era de que apoyaban la violencia de los pobladores, ya que «protegían su identidad nacional»

«Por supuesto que nos preocupa que, en Armenia, el primer estado cristiano, tales fenómenos sean posibles. Es inquietante que algunas personas hayan convertido el libertinaje sexual en un estilo de vida y estén tratando de presentarlo como un fenómeno normal. Esto es inaceptable, no sólo desde la posición espiritual y moral, sino también desde el punto de vista de la seguridad nacional, porque nuestro pueblo tiene un serio problema demográfico”, dijo el religioso.  https://www.soyarmenio.com.ar/2018/08/iglesia-armenia-apoya-ataque-contralgbt.html
Sherif GAber, es un bloguero egipcio nacido en 1993, que fue arrestado en octubre de 2013 “por ateísmo, desprecio a la religión y realizar declaraciones ateas en línea”.
  • ¿QUE ESPACIO DEBIERA OCUPAR LA RELIGIÓN?

Desde 1914 se llevan registros en diversos países árabes que indican que aumenta el ateísmo en dichos países. Sin embargo ser ateo, agnóstico, no creyente en ninguna religión o apostata, tiene consecuencias terribles en países que se denominan islámicos o basa su legislación en la sharía, código de leyes escolásticas basadas en teólogos de los siglos X al XIII.

Incluso para la gente de fe, es muy engorroso casarse con una persona de otra fe, porque las leyes están al servicio de la pervivencia de verdaderas  oligarquías político religiosas que tutelan el país. Lo mismo sucede en Israel. En ninguno de estos países, a excepción del hoy democrático y modélico Túnez hay registros civiles. Las personas de diferentes religiones que desean contraer matrimonio deben casarse en países europeos, y luego convalidar su certificado de matrimonio en el país. Y las mujeres musulmanas tienen prohibido casarse con hombres no musulmanes (a excepción de Túnez). En ese caso el hombre debe convertirse a la fe de Muhammad. En sentido contrario el hombre musulmán sí puede casarse con judías o cristianas. La apostasía para un musulmán o musulmana, es decir, el cambio de religión, también está prohibida y penalizada, a excepción nuevamente de Túnez, en un cambio constitucional de 2019.

Está claro que no se trata de un conflicto donde por un lado hay un bloque de religiosos y por el otro de ateos. La modernidad ha erosionado las formas de entender la religión, de modo tal que hoy en sociedades tradicionalistas predomina un paradigma y una cosmovisión y organización social premoderna y que tiende hoy al conservadurismo y rigorismo religioso, superior al de los años 50 al 70. La tendencia e ideología de base es el cerrarse a cualquier influencia del exterior y asegurar una identidad “islámica”, segregacionista e impermeable incluso a la razón.

Por otra parte, en sectores más educados, prodemocráticos, vinculados más a la modernidad, confluyen sectores no religiosos (ateos, agnósticos, librepensadores), con sectores de minorías religiosas perseguidas subalternizadas y con desiguales derechos (en algunos casos también conservadores), con creyentes modernos, secularizados, que desean que la religión sea una elección personal, donde no intervenga el Estado, y con mayores grados de libertad.

Veamos en que se diferencian, siguiendo al antropólogo Ernest Gellner, la concepción  “integrista” o “rigorista” de  la religión, de la concepción “modernista”.

“La concepción integrista o rigorista se caracteriza por lo siguiente: la idea fundamental es que una fe determinada debe sostenerse firmemente en su forma completa y literal, sin concesiones, matizaciones, reinterpretaciones ni reducciones. Presupone que el núcleo de la religión es la doctrina y no el ritual, y también que esta doctrina puede establecerse con precisión y de modo terminante, o cual, por lo demás, presupone la escritura. Rechaza la idea moderna de que la religión, si bien posee cierta validez propia nebulosamente especificada, en realidad no quiere decir lo que de hecho dice, y mucho menos lo que la gente corriente ha pensado en el pasado que quería decir (…). Rechaza la pretensión moderna tolerante de que la fe en cuestión signifique algo mucho más suave, bastante menos exclusivista, en general menos exigente y mucho más acomodaticio; sobre todo algo bastante compatible con todas las demás fes, incluso o en especial, con la ausencia de fe.[2]

“La concepción de los creyentes modernos, en cambio, se define por lo siguiente: no se preocupan por la incompatibilidad entre el libro del Génesis y el darwinismo o la astrofísica contemporánea. Dan por sentado que los enunciados, si bien en apariencia tratan de los mismos sucesos (la creación del mundo y los orígenes del hombre), están en realidad en niveles muy distintos o incluso en lenguajes  completamente distintos, en tipos de discurso diferenciados o separados. 

Se da un giro existencialista, que asocia la fe a la identidad más que a la evidencia. La cosmogonía, suavizada por las interpretaciones modernas, es tratada ya no como una verdad literal, sino sólo como una suerte de parábola que expresa verdades simbólicas, algo que no cabe tomarse en sentido literal y que, por tanto ya no es fácil que entre en ningún tipo de conflicto con los enunciados científicos[3]”.

Para finalizar, parece ser que 2019 es un año de inflexión y de cambio positivo en la región, y que la modernidad ha impregnado a amplios sectores sociales, especialmente de clases medias, aunque las sociedades sigan aún polarizadas entre modernidad/laicismo y tradición/conservadurismo/religión.

Por una parte en Irán asistimos a fuertes movilizaciones sociales que perturban el orden impuesto por la oligarquía religiosa que conduce el país, al igual que comienza a suceder en Iraq, donde rápidamente el estamento religioso está perdiendo legitimidad y credibilidad. La movilizaciones de mujeres contra la imposición del velo, además de las movilizaciones masivas en diferente ciudades van claramente en esta dirección.

En Líbano también la llamada “revolución del wasap” (porque la chispa de movilizaciones fue el querer cobrar un impuesto a esta red social), también es transversal y va contra las lealtades confesionales y partidarias, muy imbricadas entre sí, y aparece clara en la agenda cuestiones que hacen a la secularización y renovación. Lo mismo podemos decir de Argelia, país muy reislamizado en clave salafista en los años 90 Hoy las calles no son de los islamistas, son de las mujeres feministas y los jóvenes demócratas.

Sin embargo, el poder de los integristas religiosos parece mantenerse a fuerza de apoyos internacionales, en Arabia Saudita (a pesar del brutal asesinato del periodista Adnan Kassoghi) y los países del golfo.

En Turquía la islamización y el creciente autoritarismo del régimen de Erdogan y su partido el AKP, por ahora ha eludido las movilizaciones ciudadanas.

Por último, en Israel, la alianza entre extrema derecha nacionalista y religiosa, goza de hegemonía en una sociedad que en los años 40 y 50 era más democrática, al punto de que las políticas de recolonización de los territorios palestinos ocupados, además de vincular la ciudadanía israelí a la pertenencia a la confesión judía, hace hoy dudoso que Israel pueda ser considerada una democracia plena.

video del bloguero egipcio Sherif Gaber

[1] MAALOUF, Amin, Ob. Cit. Cap 1. “Mi identidad, mis pertenencias:1”. Pág 22.

[2] GELLNER, Ernest. “Posmodernismo, razón y religión”. Cap. Fundamentalismo religioso. Págs. 15 y 16. Ediciones Paidos, Buenos Aires 1994.

[3] GELLNER, Ernest. Obra y cap. Citado.

Ricardo Georges Ibrahim

Argentino de ascendencia libanesa y asirio-caldeo-siríaco de Turquía.