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Etnicidad y religión: las tradiciones etnoculturales de las comunidades cristianas de Levante, Mesopotamia, Anatolia Oriental e Irán

Los Cristianos Orientales son comunidades que, si bien conforman un abanico de más de 10 iglesias diferentes, pueden englobarse en 4 tradiciones culturales con un sustrato étnico diferenciado, al menos en su origen. En este trabajo, excluyo a Egipto y a sus Iglesias autóctonas coptas (ortodoxa, protestante y uniata/unida a Roma), para centrar el debate en la región de la Media Luna de las Tierras Fértiles, es decir Levante,, Mesopotamia y parte de Anatolia. Es un tema que se presta a confusión, muchas veces fomentadas por las propias iglesias y sus discursos identitarios, contrapuestos entre sí hasta en el seno de las propias iglesias, y donde a lo largo del siglo XX y XXI han sido permeables también a las presiones de Estados Autoritarios que fomentaron políticas culturales de asimilacionismo en torno al nacionalismo árabe.
Las etnias de las poblaciones de estas tradiciones culturales eclesiales, son las mismas que las de los poblaciones de los actuales países de Siria, Líbano, Jordania, Palestina, Irak y sur de Turquía, sólo que las poblaciones musulmanas de esos países han sido arabizados e islamizados en un proceso de siglos y en gran parte han perdido por motivos políticos y religiosos, su autoconciencia de continuidad con los pueblos autóctonos originarios, anteriores a la conquista árabe. Lo mismo vale para referirnos al pueblo egipcio, y con alguno puntos en común, a lo sucedido en Anatolia, donde diversos pueblos, entre ellos armenios y griegos islamizados y luego turquizados, terminaron asumiendo una identidad vinculada a pueblos de Asia Central y no de la riquísima diversidad de pueblos anatolios.

INTRODUCCIÓN:

La adscripción y origen étnico de las comunidades cristianas orientales del Asia Meso-oriental, se pueden englobar en tres tradiciones etnoculturales: La Bizantina o Greco-Melkita, la Mesopotámica y la Armenia. La primera de ellas, de tradición urbana, es la mayoritaria en Siria y Palestina, aunque es de rito griego, étnicamente es mestiza.

La segunda y la tercera tradición, la Asirio-caldea-siriaca (de origen mesopotámico), y la Armenia (de origen anatolio), sí tienen una mayor correlación con pueblos determinados de la región, vinculados por una lengua nacional, aunque hacia dentro son conjunto variado de iglesias.
También existe una cuarta tradición, que es extranjera pero tiene alguna presencia en ciudades como Damasco, Alepo y Beirut, y es la tradición latina, insignificante numéricamente.

1- Los Melkitas o “Rumis”: Cristianos de tradición bizantina

Aunque no hay datos oficiales, es comunidad cristiana hoy día más numerosa de Siria y Palestina, con también importante presencia en Líbano y Jordania, y también en el sudoeste turco, en la región de Antioquía (Provincia de Hatay), es decir, que es una tradición que geográficamente tiene su centro en Levante, en importantes ciudades de hoy día y de la antigüedad. Por su origen imperial, representando la ortodoxia de Bizancio, no es una iglesia nacional o étnica, ya que, aunque de rito y autoridades greco-romanos, sus fieles en épocas de mayor esplendor abarcaban a griegos, eslavos, albaneses, anatolios, rumanos, y otras nacionalidades especialmente en el sur y Este europeo. Aunque a nivel regional, tengan sus patriarcas, unidos casi como confederación a iglesias locales de la misma tradición, cuya dirección pasó de Bizancio, a la Rusia de los Zares. Hoy los núcleos principales de la Iglesia Ortodoxa (a secas) siguen siendo Grecia y Rusia.

En Siria y Levante en particular, la Iglesia Griega Ortodoxa de Antioquía, conocida también como Iglesia Ortodoxa Siria (No confundir con la Iglesia Siriana Ortodoxa, de tradición mesopotámica), tiene mayor presencia, en Damasco, Alepo, Beirut, Jerusalem, Belen, Maaloula, Sednaya, Homs y Hama, entre otras importantes ciudades y capitales de provincia. Sabemos que la mayoría de la población de la región era aramea, pero que había fuerte presencia urbana de núcleos griegos (romanos orientales), que fueron la clase dirigente de esta iglesia. Pero también hay algunos datos muy curiosos, porque entre sus fieles también ha habido árabes. De hecho, el Estado bizantino creó Estados tapón en el sur de Siria e Iraq, con tribus árabes conversas a esta iglesia. Al momento del avance de los árabes musulmanes, tuvieron que luchar en Siria contra la resistencia de la tribu/estado de los gassanidas, de lengua árabe, y escritura siríaca. También, familias de origen árabe yemení cristianas, tras la invasión islámica, se refugiaron en el sur de Siria, Damasco, Palestina y Libano.

Estos factores quizá influyeran en que las ideas nacionalistas árabes nacieran entre intelectuales prestigiosos, urbanos, con más acceso a estudios universitarios y manejo de otras lenguas que, en épocas de la descomposición del Imperio otomano, al estar esta comunidad casi totalmente arabizada (a excepción de Maaloula y Sednaya, cuyos habitantes, cristianos y musulmanes continúan hablando arameo), desarrollaron ideas panarabistas partiendo de círculos literarios donde se revalorizaba la lengua árabe. Poco a poco, en el transcurso de los últimos 150 años, la Iglesia Ortodoxa de Siria, abandonó la lengua griega incluso para sus ritos, para adoptar una liturgia enteramente árabe.

Cabe decir que hoy día y desde fines del siglo XIX, esta tradición está representada por dos iglesias y no una. De hecho, el proselitismo católico (y en menor medida protestante), ha logrado crear organizaciones y jerarquías religiosas paralelas entre conversos de esta iglesia al catolicismo. Hoy el nombre Melkita se usa más para designar a los católicos de tradición griega (mayoritariamente presentes en Líbano y Alepo), y “Ortodoxos” a secas o “rumis” (romanos), a los no conversos.

Grandes figuras como los intelectuales contemporáneos Amin Maalouf y George Corm, pertenecen a esta tradición cultural “melkita”, es decir “imperial” (según los llamaron los siriaco/asirios. Melk = rey o emperador en arameo). El propio Amin Al Rihani, escritor católico melkita libanés, radicado en Estados Unidos e imbuido de orientalismo, viajó a lo que hoy es Arabia Saudita (entonces el Hayd y el Hedjaz), y escribió un libro titulado “Los reyes de los árabes”, donde románticamente ensalzaba las supuestas virtudes y austeridad de costumbres (entonces no tenían petróleo) de los jefes tribales de estos reinos, a los que contribuyó a promover como deseables reyes de todos los pueblos arabófonos de Asia.
Luego, siguiendo en la tradición nacionalista tenemos al propio Michel Aflaq, fundador del Partido Baath, gobernante en Siria e Iraq, como uno de los intelectuales que pertenece a esta comunidad religiosa, y que acuñó y pretendió extender a todas la comunidades cristianas, el término de “cristiano árabe”, sentimiento identitario mayoritario (pero no único) en esta comunidad. Todavía en los discursos de las jerarquías religiosas de estas iglesias predominan las ideas del nacionalismo árabe.

Pero no todos sus fieles e intelectuales orgánicos han sido nacionalistas árabes. Otros, como Antun Saade, fue nacionalista sirio, y preconizó una identidad alterna, basada más en el componente étnico real de la región levantino/mesopotámica, mayoritariamente arameo en el oeste, asirio-caldeo en el Este, y con aportes de muchos pueblos antiguos (fenicio-cananeos, hititas, mitanios, etc.). De hecho, la población de Maaloula (arameo parlantes) no tiene obviamente una identidad árabe, a pesar de su filiación religiosa con esta tradición. Se trata de una iglesia básicamente urbana, cuyos feligreses son citadinos de las ciudades grandes y medianas levantinas.

Y actualmente fuera de los discursos oficiales de la iglesia, hay sectores que se definen desde identidades diferentes, por ejemplo, postulan un nacionalismo arameo especialmente entre comunidades cristiano israelíes/palestinas, y libanesas, como el caso del sacerdote Gabriel Naddaf, jefe de la Iglesia Greco Ortodoxa de Yaffia, cerca de Nazaret, quien incluso ha ido más allá y apoya abiertamente a Israel.
Esto no se circunscribe a religiosos proisraelíes, sino que también en Siria y otras regiones levantinas hay sacerdotes y sectores de la Iglesia Greco Ortodoxa que comienzan a reivindicar identidades arameas, levantinas, e incluso greco-siria.

2- Los asirio-caldeos-siríacos: Cristianos de tradición y origen mesopotámico

Foto izquierda: Ventana de Iglesia Caldea en Mardín Turquía donde se aprecia el símbolo del nacionalismo asirio. Foto derecha: Fachada del monasterio de Deir Zafarán en Mardín Turquía.

Asumen varias denominaciones pero, a excepción de los maronitas, que provienen de esta tradición y conservan el siríaco como lengua litúrgica y asumieron una identidad diferenciada y mestiza, el resto de Iglesias comparten y asumen una identidad colectiva a nivel étnico, lingüístico y cultural, aunque no se pongan del todo de acuerdo en su denominación.
Junto con los armenios, consideran que son las primeras naciones en convertirse al cristianismo, y conservan un cristianismo semítico con ritos, incluso formas de rezar, que recuerda al de los musulmanes. Mientras que la Iglesia Bizantina tiene su biblia originalmente en griego, los cristianos mesopotámicos o siriaco/asirios-caldeos, tienen su propia biblia semítica, la llamada Biblia Peshita, en lengua siríaca, con algunas divergencias con la iglesia imperial, por lo cual fueron consideradas, en sus dos vertientes cristológicas, la monofisita de la Iglesia Siriana Ortodoxa (también conocida como Jacobita) y la duofisita, de la Iglesia Católica Apostólica del Este o Asiria, (también conocida como nestoriana) “herejes”.

La primera concentra sus fieles en el sudeste de Turquía, y noreste de Siria, mientras que la segunda, hoy casi desaparecida en sus territorios históricos, en el valle de Ninive (Iraq), anteriormente tenía presencia en las provincias de Hakkari y de Siirt (Turquía).
El territorio histórico de esta comunidad de habla siríaca o neoaramea (diferente al arameo de Maaloula), es el que abarca la actual región de Sanliurfa (sudeste Turco), que es la antigua Edessa (nombre griego), y más antigua Urhoy (nombre siríaco), y toda la alta Mesopotamia entre los Ríos Eufrates y Tigris, hasta el Lago Van hacia el norte, y el lago Urmia al Este en el actual Irán.

El siríaco litúrgico/oficial, nace en la ciudad de Urfa donde habría nacido el alfabeto siríaco, derivado del arameo imperial, que fuera adoptada como lengua franca por el Imperio Neoasirio). La cuestión es que el siriaco oficial que se lee y estudia es el de esta ciudad, y difiere un poco de los dos dialectos vivos, el turoyo (en Turabdin/Mardin -asirio occidental, para el nacionalsimo asirio-, y noreste de Siria, especialmente Hassake, Raqqa y Qamishlo), y el asuret (o asirio oriental, en el norte de Iraq, valle del río Khabour en Siria, Urmia en Iran, y Hakkari y Van en Turquia).
Esta comunidad al verse afectada por el genocidio de 1915, matanzas y limpiezas étnicas en 1924, en los territorios de la actual Turquia, y en 1933 en Iraq, se vió mayormente desplazada hacia el Oeste y sur, como refugiados a grandes ciudades y aldeas de Siria y Líbano, además de hacia lugares fuera de Oriente Próximo.

Fueron estas antiquísimas y autóctonas comunidades e iglesias de Levante y Mesopotamia quienes, para liberarse del yugo bizantino, abrieron las puertas de las ciudades a los árabes musulmanes y los recibieron como liberadores. De hecho, fueron los traductores de los árabes de toda la obra de la filosofía griega, inicialmente en la ciudad de Harran, y luego en Damasco, Samarra, Mosul y Bagdad. Recordemos que durante los primeros siglos, los árabes gobernaron aquí a una mayoría no musulmana y no arabófona, sino siríaca/aramea.

Un grueso de la comunidad se convirtió al Islam, mucho antes que en los grandes centros urbanos helenizados. Incluso el folclore, parte de la gastronomía, el idioma (dialectal) de la región, tiene innumerables huellas asirio/arameas, digamos que, pese al nacionalismo árabe, la arabización y la islamización, constituye el común fondo cultural, reprimido pero vivo, a nivel más inconsciente que consciente entre las poblaciones de los países de Levante y Mesopotamia, también llamado “bilad a Sham”, por los árabes.
Durante la época abbasí, fueron iglesias que se expandieron hacia el Este centroasiático, de la mano del Islam y con apoyo estatal, fundando comunidades religiosas hasta en el Turquestán, el país de los Uigures, y la India, donde pervive una comunidad étnicamente india, pero feligreses de la Iglesia siriana Ortodoxa y con ritos y costumbres siríacas (en la costa Malabar).
Junto a la caída de Bagdad, con la conquista Mongol, se produce una primera gran catástrofe también de la comunidad asirio mesopotámica, de la que nunca más se recuperaría, quedando aisladas las comunidades en sus territorios de referencia hasta el siglo XX.
De estas comunidades surge en el siglo VI, la comunidad Maronita, cuyos fundadores emigran de Mesopotamia a Alepo y se radican mayoritariamente en Líbano. Aquí es oscura la historia, porque ya bajo dominio árabe, en el siglo XI, se arabizan pero conservan la lengua siriaca en la liturgia. Entablan relaciones con el Vaticano y el mundo Europeo, especialmente en el siglo XVII, e incluso, familias gobernantes de la minoría drusa, como los Emires Shihab, se convierten al maronitismo en el siglo XVIII, porque esto favoreció el comercio de seda con Francia. Por todo ello, por su alejamiento geográfico, conversiones de diferentes grupos étnicos locales, desde gentes de origen fenicio-cananeo, arameos hasta drusos, por cierto aislamiento geográfico, desarrollaron un sentimiento localista y particularista, siendo la Iglesia Maronita, la primera Iglesia Uniata (de origen no romano latino, unida a Roma). Por lo dicho, es un grupo étnico que podríamos calificar “de frontera”. De hecho, a nivel político asume como parte de su ideología un origen fenicianista (todo nacionalismo olvida sus mestizajes) y más recientemente, arameista entre algunos sectores. Fue esta comunidad, centralmente fundante de la nacionalidad libanesa, la que promovió un sistema comunitario, similar al del Millet otomano, adaptado a un sistema republicano, que en pequeña escala es un pacto nacional entre comunidades religiosas, que rige los destinos del Líbano moderno de hoy día.

En paralelo, y dado que Líbano fue un país de refugio de minorías religiosas, habiendo 17 confesiones reconocidas, también hay muchas instituciones, población y hasta partidos políticos asirios, producto del reasentamiento en el siglo XX de sobrevivientes que huyeron del genocidio de 1915, tanto desde Mardin, como de Hakkari, y en las últimas décadas, refugiados asirios iraquíes arribados desde la invasión norteamericana de 2002 y la irrupción del terrorismo islamista.

En el siglo XVI, se produce otra reducción de esta comunidad, por la conversión al Islam de un sector que hasta hoy vive en la provincia de Mardin y alrededores, y también ha emigrado en gran parte a Alemania y Escandinavia, autodenominados “mahallamiyes”, y que tienen una identidad peculiar, entre árabe islámica y siriaca por costumbres, lengua (aunque en parte están arabizados, igual que muchos asirio/siriacos de Mardin). La mayoría no se consideran asi mismos asirios, ni árabes. Aunque muchos conocen su origen siriaco/asirio, siendo sospechosos durante los últimos siglos de seguir practicando en secreto el cristianismo, han adoptado un relato histórico sobre sí mismos como de una parcialidad árabe llegada de Kirkuk (actual norte de Iraq).

En el siglo XVI, llegan a su región misioneros católicos italianos y franceses, al amparo de pactos con el Sultan Soliman el Magnífico, con el fin de realizar conversiones al catolicismo entre los feligreses de las Iglesias Siriaca Ortodoxa, de la Iglesia Católica Apostólica “del Este” o Asiria y de la Iglesia Apostólica Armenia. Crean algunas escuelas y también jerarquías sacerdotales paralelas, lo cual debilita sobremanera a esta etnia/nación. Hacia 1830 abren colegios y forman un clero católico al que, sin embargo, y luego de fuertes presiones populares, autorizan a mantener los ritos originales en su lengua siríaca y ciertas facultades, como al del permiso de contraer matrimonio de los sacerdotes, pero bajo sumisión y supervisión de Roma. Nacen así las llamadas “Iglesias Uniatas”, siguiendo el modelo de la precursora que fue la maronita en Libano y Alepo. Pero ahora surgen dos nuevos sismas, que se consolidan y son reconocidos como un Millet catolico conjunto, hacia fines del S. XIX: la Iglesia Siriana Católica, como desprendimiento de la monofisita Iglesia Siriana Ortodoxa, y la llamada por Roma “Iglesia Caldea”, como producto de las labores de proselitismo y conversión entre los fieles de la Iglesia del Este o Asiria. Las conversiones aumentan por 10, en tan solo una década, por dos factores: las capitulaciones donde el Estado Otomano, reconoce derechos de protección de la Iglesia Católica a los súbditos católicos, y las matanzas que comienzan a producirse desde 1860 hasta 1924, siendo el hito principal el genocidio de 1915, organizado por el nacionalismo turco, y ejecutado al igual que anteriores matanzas, por las belicosas tribus kurdas, en las que el Estado delegó las responsabilidades militares y paramilitares desde el ascenso del sultán Abdelhamid II.

Tal es la magnitud de las conversiones, que hoy día en Iraq, la iglesia mayoritaria no es ya la Iglesia del Este o Asiria, cuyo patriarca en 1933 se exilió, tras la matanza de Simele (Mosul/Iraq) a Chicago, Estados Unidos, sino la Apostólica Caldea de Babilonia, considerada en tiempos de Saddam Hussein, la Iglesia Oficial del país, pero en tanto se remitiera a sus templos y asumiera un cierto discurso nacionalista árabe, tomado del Estado. Incluso su ministro de Relaciones Exteriores fue de esta comunidad, el asirio Mikhail Youhanna, quien hasta debió adoptar el nombre árabe de Tarek Aziz.

3- Las comunidades e iglesias de tradición armenia

Iglesia Armenia Ortodoxa Surpo Giragos, Diyarbakir, Turquía.

Las comunidades de esta tradición tienen varios núcleos de población. Mayoritariamente su centro ha sido Anatolia Oriental, siendo un pueblo indoeuropeo, cuyos orígenes pueden remontarse a los frigios y urarteanos. Desde el Lago Van hacia el Cáucaso en las fronteras con Irán y Rusia, pero y sin continuidad territorial, también ha habido hasta 1915 una gran concentración de población armenia en Cilicia (actuales provincias de Antep y Marash, Turquia), en Estambul, Ankara y todas las principales ciudades de Anatolia, y aun con presencia importante en otros núcleos urbanos como Jerusalén, Líbano, Alepo y norte de Siria. También en la Mesopotamia Turca (Diarbakir, Van, etc.) y en menor medida el norte de Iraq. También hay una importante comunidad armenio iraní y armenio azerí.
Si bien, había importantes núcleos de población armenia arabizadas en Siria, Líbano y Palestina, antes del genocidio de 1915, es a partir de abril de 1915 cuando llegan deportados en masa, concentrándose especialmente en Alepo (Siria) y Líbano, y en menor medida en Iraq.

Es una comunidad que logra sobreponerse al desastre manteniendo vivas su lengua, cultura y memoria histórica.
En Siria, Líbano, Palestina, Iraq e incluso Egipto, a diferencia de los rumis, maronitas, coptos y asirios, no fueron visualizados ni se les asignó desde el nacionalismo árabe la etiqueta de “árabes cristianos”, sino que se respetó su identidad y cultura sin forzar su asimilación. Pero el precio a pagar fue el de ser visto y considerado como un “pueblo invitado”, no autóctono, no parte del tejido social nacional, en los países de mayoría arabófona.
Mayoritariamente Ortodoxos de la Iglesia Apostólica Armenia, aproximadamente un 20% son fieles de la Iglesia Armenia Católica, y una pequeña minoría, protestantes.

Los armenios procedentes del sudeste de Turquía, en especial de la región de Mardin, donde la mayoría de los cristianos eran de etnia asirio-caldeo-siriaco, eran católicos y arabófonos, y en muchos casos, tanto en su zona de origen como en sus migraciones, contrajeron matrimonio con caldeos y siriano católicos.

Ricardo Georges Ibrahim

Argentino de ascendencia libanesa y asirio-caldeo-siríaco de Turquía.

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