El Jesus Imaginado
¿Figura histórica, personaje literario o personaje literario edificado sobre la base de una persona real asesinada en el siglo I por los romanos?
Más de dos mil años de historia nos separan de la bellísima y misteriosa figura de “Yesuah el Mesih (el mesías)” o Jesús de Nazaret, como lo damos en llamar en lengua castellana. Resalto lo de la belleza de su figura, pensando en sus atributos, a priori muy perfectos para ser las de una persona real, independientemente de cualquier connotación religiosa.
Una gran parte de la humanidad, incluyendo mis familiares de Oriente Medio, celebran en estas fechas, la que allí es la fiesta más importante para la cristiandad, fiesta que representa la muerte y resurrección “del hijo de dios, que es a la vez dios mismo”, por sintetizar una postura que sostiene desde el siglo IV la naciente Iglesia Romana, dogma de fe que define a los cristianos actuales de cualquier iglesia cristiana contemporánea.
¿Pero la celebración de la muerte y resurrección de un dios fue algo novedoso, un punto de ruptura del cristianismo respecto a las numerosas religiones que le precedieron en la región, o simplemente es una continuidad de la cultura mediterránea oriental de sustrato mesopotámico, levantino, egipcio, persa y anatolio unificadas y recreadas en el seno del helenismo, cultura mestiza por excelencia síntesis del mundo griego con el mundo oriental?
Realmente la celebración de Semana Santa, coincide con diversos mitos que desde miles de años antes del cristianismo se celebraban en la región, coincidiendo con el equinoccio de primavera, el cual daba lugar al año nuevo, concebido como la resurrección de un dios de la fertilidad y la vida (Dummuzi, Tammuz, Adonis, Osiris, entre otros). Aun hoy, kurdos, persas y asirios celebran Nowruz y Akitu, como sus respectivos años nuevos. Y los judíos contemporáneos celebran sus pascuas judías o pesaj.
Las tradiciones religiosas le dan entidad real a Jesus, y el cristianismo, pareciera mezclar en el relato de su ¿biografía? otra variante elaborada del mito preexistente del dios (uno de una triada) Adonis/Tammuz, el dios pastor y de la naturaleza que muere en invierno y resucita los primeros dias de abril, representando el ciclo de la vida, en una nueva versión literaria esta vez con la muerte del dios en una cruz (y en primavera) y no embestido por un jabalí como Tammuz, y resucitando a los tres días. Otra cosa común es que los padres de las Iglesias cristianas también le dieron a Jesus carácter de Dios en un batiburrillo caprichoso e impermeable a cualquier razonamiento lógico, que terminaron formando el núcleo de los cristianismos de hoy en día.
Al respecto, y para no extenderme demasiado, si tienen interés en conocer más detalles de este tema pueden hacerlo en https://entretierras.net/2014/03/31/las-celebraciones-del-antiguo-ano-nuevo-en-oriente-proximo-siguen-vivas-bajo-la-forma-de-akitu-nowruz-y-semana-santa/
Cabe destacar que las primeras imágenes que conocemos de Jesús, que datan del siglo II época en que parece surgir la idea de que se trata de un dios (hijo de otro dios), se asemejan mucho a las imágenes y atributos de Adonis/Tammuz, el Dios Pastor, agregando que también se lo conoció con este nombre.
Jesús no dejó nada escrito, sino que son los evangelistas Marco, Mateo, Lucas y Juan, entre los años 70 y 90, los que dejan por escrito la supuesta biografía y expresiones de Jesús (otra razón para creer que se trató de una figura literaria y no real). En ellos, aparece más la idea de un Jesús como profeta, que como deidad. Algunas frases atribuida a Jesus que van en este sentido:
Al no ser aceptado en su pueblo de Nazareth, exclamó: “Un profeta sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa no tiene prestigio” (Marcos 6,4)
Cuando le anuncian que Herodes lo busca para matarlo, contesta que seguirá realizando su práctica: “pero hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta sea muerto fuera de Jerusalén” (Lucas 13,33)[1].
Asimismo la misma Biblia deja constancia de que en vida de Jesús, en Palestina no se lo consideraba Dios o una deidad, sino como profeta. Narra Marcos que “Jesús salió con sus discípulos hacia los pueblos de Cesárea de Filipo, y por el camino preguntó a éstos: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’ Ellos contestaron: ‘Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros que eres alguno de los profetas” (Marcos 8, 27-28)[2]
La idea de Jesús como un dios, parece haber surgido en el siglo II dado que hay
inscripciones que se han encontrado de ese siglo con referencias a Jesús como “hijo de Dios”, coincidentemente con las críticas que tanto el filósofo asirio Luciano de Samosata como el filósofo griego Celsus hicieran de esa deificación en esa época.
Al menos Celsus que vivió 170 años después que Jesús, creía que sí había existido Jesús, ya que se burla de la idea de la virginidad de María al sostener que Jesús fue hijo de “una judía amancebada por un soldado romano llamado Pantero, que aprendió Nigromancia en Egipto[3]”.
Compara luego los relatos de la resurrección con los que circulaban de otros personajes de la cultura griega:
“Las viejas leyendas que narran el nacimiento divino de Perseo, de Anfión, de Eaco, de Minos, hoy ya nadie cree en ellas. Por lo menos dejan a salvo cierta verosimilitud, pues se atribuyen a esos personajes acciones verdaderamente grandes, admirables y útiles a los hombres. Pero tú ¿qué hiciste o dijiste hasta tal punto maravilloso? En el Templo la insistencia de los judíos no pudo arrancarte una sola señal que pudiera manifestar que eras verdaderamente el Hijo de Dios[4]”.
Sabemos que el mundo de la antigüedad clásica, tuvo el brillo de que en él comenzó a surgir un tipo de pensamiento, el filosófico, independiente del pensamiento religioso, que por cierto también había mutado y dado lugar a muchas síntesis bajo el imperio de Alejandro magno primero, y de la Roma anterior al siglo IV después. También que en esta época se desarrolla un nuevo tipo de escritura práctica, fundamentalmente arameo y griego, que permite un salto en la circulación de pensamiento, pero también crea religiones más rígidas, legalistas y escriturarias con el afianzamiento de elites sacerdotales.
Pero este brillo de la civilización greco-oriental, luego invadida por Roma, tuvo su contraparte en la brutalidad de la sociedad esclavista y en la naturalización de esta condición que afectaba a grandes masas de la humanidad de entonces, sin que los pensadores y filósofos de la época la cuestionaran, a pesar de la variedad de temas y escuelas filosóficas de la antigüedad, precursoras de la ciencia moderna.
La esperanza había que buscarla en otro lado, por el lado de religiones que promovieran ideas compensatorias de justicia en otro mundo, o bien la mejora del mundo actual, viviendo en comunidades donde se compartiese lo que se tiene y con un sentido de hermandad, y llevando estas ideas por el mundo, siguiendo las rutas romanas, un mundo más cosmopolita.
Es el caldo de cultivo del cristianismo, pero también de otras religiones que coexistieron, de las que poco sabemos, como el culto a Isis, luego el maniqueísmo, el zoroastrismo y el mandeismo. No fueron las únicas.
El cambio cultural que marcó el fin de la Edad Antigua a la Edad Media, y que modelara al cristianismo que conocemos hoy, es producto de la conversión del Emperador Romano de Oriente Constantino, al Cristianismo, la adopción como Religión de Estado de esa fe por parte del Imperio Romano poco antes de su división entre Imperio Romano de Oriente y de Occidente.
El cristianismo pasó de religión tolerada pero en ocasiones perseguida en los dos primeros siglos de su historia, hasta ser la religión oficial que pronto se impuso por la fuerza prohibiendo y castigando con la muerte y torturas a los “paganos”, calificativo de desprecio hacia los no cristianos, destruyendo la Biblioteca de Alejandría y persiguiendo el pensamiento filosófico a partir del siglo IV, suplantado por la Escolástica. La búsqueda de la verdad en la razón, dejó paso a la imposición de la fe como verdad a partir del miedo. La población del Imperio Romano de Oriente pasó en pocos años de representar el 10% de la población al 90%, dando lugar a una nueva cultura, hija del Cristianismo Imperial[5]. La esclavitud siguió existiendo, y la desigualdad de la mujer se agudizó, gracias a la escolástica y al pensamiento de los “Padres de la Iglesia” como San Agustín.
Al respecto recomiendo este artículo: https://www.elespanol.com/cultura/20180702/dia-cristianismo-acabo-filosofia/319468366_0.html
Conclusiones
No hay nada definitivo, pero se cree es que el de Marcos fue el evangelio más antiguo (año 71) y base de los demás, y hay que tener en cuenta que no fue discipulo directo de Jesús, con lo cual, de no ser Jesús una figura literaria, los relatos que recoge Marcos, sobre el que se basaron (y adornaron) los siguientes debieron ser relatados por otra persona o personas contemporáneas de Jesús, que no se mencionan.
No hay elementos determinantes aun, para llegar a una conclusión definitiva sobre si Jesús el Nazareno fue una figura literaria o una figura real, sobre la que se adicionó la figura del dios Tammuz/Adonis.
Lo cierto es que figura literaria o no, de la pluma de Marcos, recibimos el Sermón de la Montaña y un pensamiento de paz y amor que destaca radicalmente del horrendo y primitivo viejo testamento hebreo, con un dios tribal, colérico, lleno de pasiones humanas y enfermo de la necesidad de que lo adoren irracionalmente, condenando de paso el conocimiento.
Es dificil pensar que ese dios tribal, que no difiere mucho de cualquier dios que exigiera sacrificios humanos, fuera el mismo Jesús, concebido en la imaginación popular en época helenística. Además, si la preocupación principal de dicho dios radica en que necesita ser adorado, no muestra ninguna virtud ni perfección. Más bien podríamos pensar (de creer en las lógicas y figuras mitológicas de la época) que un dios que demanda adoración se acerca más a la figura de un demonio que a la de un dios compasivo. La diferencia al leer el viejo Testamento del Nuevo, es abismal. Incluyendo los aspectos legales y normativos.
En cambio la figura de Jesús, nos infunde amor, respeto y reverencia, porque figura real o literaria, encarna un grito, un anhelo, de justicia y de igualdad entre los seres humanos en una época donde reinaba la esclavitud, situación a la que el cristianismo imperial terminó adaptándose finalmente.
«Bienaventurados los que tienen espíritu de pobres: porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran: porque Dios los consolará.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia.
Bienaventurados los puros de corazón: porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos[6]«.
Ricardo Georges Ibrahim
[1] DRI, Rubén. “La Utopía de Jesús”. Capítulo 3. Jesús, profetismo y sacerdocio. Pág 40. Editorial Nueva América. Buenos Aires 1987.
[2] En base a esta cita bíblica me hago también la pregunta ¿Creían los antiguos palestinos/hebreos en la reencarnación??
[3] ALVAREZ, Jorge “Pantero, el legionario romano al que se atribuyó la paternidad de Jesús de Nazaret”. Historia. 21 de de enero de 2018. Blog La Brújula Verde. https://www.labrujulaverde.com/2018/01/pantero-el-legionario-romano-al-que-se-atribuyo-la-paternidad-de-jesus-de-nazaret
[4] CELSO, Discurso verdadero contra los cristianos, pág. 29. Alianza Editorial.
[5] INGLES, Marina, “El día que el Cristianismo Acabó con la Filosofía”. El Español, 2 de julio de 2018. Artículo de presentación del libro de Catherine Nixley “The darkening Age”
[6] EL Sermón de la Montaña. La Biblia (Mateo 5, 3-10)
Argentino de ascendencia libanesa y asirio-caldeo-siríaco de Turquía.