La Irrupción de Paradigmas Nacionalistas en Oriente Proximo en el Siglo XX
LA IRRUPCIÓN DE PARADIGMAS NACIONALISTAS EN ORIENTE PROXIMO EN EL SIGLO XX: SURGIMIENTO Y CRISIS DE LEGITIMIDAD DE LOS NACIONALISMOS ÁRABE Y TURCO.
Introducción
Las ideas nacionalistas llegan a Medio Oriente hacia el siglo XIX, tomando como referencia a los nacionalismos étnicos ruso y alemán, además de otros centroeuropeos.
Intentan modernizar las sociedades de lo que fuera el Imperio Otomano, fundamentando la cohesión social en cierta secularidad y pensando en la creación de Estados Nación, donde el lema esgrimido por varios de estos nacionalismos a imagen y emejanza de los europeos, más orientales que occidentales, fue “Una Nación, una Lengua, un Estado”.
Por un lado se relajan las arcaicas leyes religiosas basadas en la sharía y el islam, promoviendo sistemas educativos universales, donde se homogeneice a la población y se incluyera a la mujer, creando constituciones y leyes seculares similares a los código civiles Belga (en el Imperio otomano Siglos XIX) y luego, según los países, las leyes coloniales de cada metrópoli, especialmente Francia y Gran Bretaña.
Pero por otro lado, el auge de los nacionalismos, si bien moderniza ciertos aspectos, destruye modelos de convivencia cosmopolitas y multiculturales que fueron exitosos durante siglos, permitiendo un sentido de pertenencia común a pesar de diferencias étnico nacionales y religiosas.
El sistema tradicional del Imperio otomano, hasta las reformas de 1856, se caracterizó por el gobierno de una aristocracia pluriétnica, musulmana sunnita, que debía cumplir ciertos requisitos para ser considerados ciudadanos u osmanlíes: ser musulmanes sunníes, hablar el turco otomano (lengua mestiza usada como lengua franca, con vocabulario turco persa y árabe) y conocer los códigos de comportamiento y protocolo llamados “adab”.
El resto de la población eran los “reya” o rebaño y estaban sujetos a tributos pecuniarios, vinculados a la tierra e impuestos especiales que debían pagar los no musulmanes en calidad de “protección”. Estos impuestos mantenían a los osmanlíes y al Palacio.
En 1854 y 1856, se promueven una serie de reformas, las llamadas Tanzimat, y luego Gülhame, donde se crea una constitución y se otorga el status de ciudadanos osmanlíes a todos los súbditos otomanos, sin distinción de etnia o religión. A la ar se crea un parlamento con representación de todas las nacionalidades. Este maravilloso paso de integración y modernización que permitiría la cohesión social, fue obra del Sultan Abdel Mejit I, un gran hombre visionario, injustamente relegado al olvido en la Turquía moderna, que murió a la edad de 29 años.
Aun así, se producen movimientos independentistas en las Balcanes, alentadas por Gran Bretaña y Rusia, donde tras derrotas sufridas por el ejército otomano, y deportaciones en masa de pobladores musulmanes de Grecia y Balcanes, pierde apoyo este modelo de convivencia y se refuerzan el nacionalismo turco y a la vez el islamismo. Se crea un sentimiento de odio hacia los cristianos, no sólo porque recalan cientos de miles de refugiados musulmanes de las Balcanes, sino porque en las fronteras orientales del Imperio Rusia, había avanzado sobre el Norte de Irán y ocupado territorio de Anatolia Oriental, con apoyo de partidos nacionalistas armenios, que habían asumido la violencia como forma de lucha, creando su propio nacionalismo.
Los nacionalismos excluyen a los otros, con lo cual cada etnia, con poder, se afirmó tanto en ideas nacionalistas como religiosas, para desplazar al otro de los territorios que consideraba históricamente suyos, aunque la región desde hace miles de años fue pluricultural. Este es el desastre principal y la destrucción comunitaria que produjo la introducción de nacionalismos étnicos excluyentes.
Hacia principios del Siglo XX, llegan a Turquía refugiados rusos de etnia turca, que son los que impulsan ideas radicales de nacionalismo turco. La población de Anatolia, es básicamente mestiza, aunque fuera turcófona. Sin embargo los nacionalismos de este tipo desarrollan ideas esencialistas que buscan orígenes míticos, en este caso en Asia Central.
Durante este período asume el poder el partido nacionalista de los Jóvenes turcos, creando comités de “Unión y Progreso”. El sultán gobernante entonces, Abdelhamid II, hijo de madre armenia, anula el parlamento y la constitución, y hace alianzas con tribus kurdas creando en las regiones orientales las brigadas Hamidíes, que gozaron de mucha autonomía para hacer lo que querían, especialmente como fuerzas paramilitares contra las poblaciones cristianas, a las que no solo quisieron exterminar, sino apropiarse de bienes y tierras. Las reformas en el interior del país generaron odio hacia las minorías, porque desde la interpretación tribal y religiosa islámica, no tenían derecho natural a la igualdad.
El gobierno de los Jóvenes turcos, restablece el parlamento, inicialmente, pero asume todo el poder y, al aliarse con Alemania y participar de la 1ra Guerra Mundial, crea estructuras de poder puramente turcas, queriendo establecer esta lengua como única nacional, asimilando a todas las poblaciones.
Los nacionalismos orientales, tanto el turco como el árabe, nacen de sectores de la burquesía urbana, que buscan diferenciarse volviendo a “la pureza” de la lengua, asimilando lengua y origen. Una falacia que cobra fuerza a través de clubes de Pensamiento y círculos Literarios.
El nacionalismo turco busca crear una república, que finalmente instaura en 1924, y “purificar” la lengua, a la par que prohibir cualquier manifestación cultural no turca. Crea toda una historia mitologizada donde su nación no es mestiza ni nace en anatolia, sino en las estepas de Asia Central. Ven a los sultanes otomanos como “mestizos” y se proponen “purificar” la lengua turca de vocablos persas y árabes, adoptando además el alfabeto latino, y turquizar la cultura.
Los nacionalistas turcos, especialmente bajo el régimen de los Jóvenes turcos practicaron limpiezas étnicas y genocidios de poblaciones autóctonas cristianas, (armenios, asirios, griegos pónticos) e intercambios de población (Griegos occidentales) para crear un Estado puramente turco, considerando que los otros grupos musulmanes se asimilarían (cosa que no ocurrió con los kurdos, a pesar de ser igualmente musulmanes sunnitas).
Los nacionalistas árabes en cambio, no practicaran limpiezas étnicas, sino políticas puramente asimilacionistas impuestas desde el estado.
El nacionalismo árabe
El nacionalismo árabe, surge con la llamada “Nahda” o renacimiento de la lengua árabe, entre Egipto y Siria, también a través de clubes de pensamiento. Los más importantes intelectuales nacionalistas árabes, fueron de la comunidad cristiana greco Ortodoxa o Melkita, quienes estaban arabizados lingüísticamente, a excepción de algunas localidades del centro de Siria, aunque su idioma real, el árabe levantino, tiene un sustrato de base arameo, que es el sustrato étnico real de la población del Oeste sirio al Mediterráneo, mientras que en Mesopotamia, el sustrato étnico era asirio-caldeo y siglos posteriores, también kurdo. En uno y otro caso la lengua común eran variantes del arameo, antes de la llegada de los árabes.
Los intelectuales nacionalistas árabes, lejos de darle estatus nacional a la lengua hablada, dieron estatus de lengua nacional al árabe clásico, que impusieron desde Iraq a Marruecos, creando un sistema dual, donde la lengua real hablada por los pueblos, diferente en cada región, no coincide con la lengua de escolarización.
También empezaron a reivindicar una historia árabe imperial , a pesar de que los califatos Omeya y Abbasí, fueron Imperios multiculturales, y los califas mestizos. (en el caso de los abbasíes, casi todos los califas fueron hijos de madre persa).
Se da la paradoja que el nacionalismo árabe sólo tiene popularidad en algunos países, que no son árabes, sino arabizados: Siria, Egipto, Iraq y luego Libia. No cuaja en los países étnicamente árabes como los del Golfo, que siguen sujetos a identidades islámicas y tribales.
Así como los nacionalistas turcos jamás pudieron crear un Estado Panturco uniéndose a países de Asia Central (son más las diferencias que los separan que las cosas que los unen), entre los Estados oficialmente árabes ocurrió otro tanto. Las ideas panarabistas fueron adoptadas y sostenidas por regímenes militares opresivos, que en muchos casos se mantienen hasta la fecha. Se encargaron de crear un sistema educativo donde se falsificó la historia de tal manera que se borró toda referencia anterior a la llegada de los árabes musulmanes en el siglo VI, o se asimiló el ser semita a ser árabe, jugando con una dialéctica perversa. Se prohibió la enseñanza de los idiomas locales, relegándose el siriaco/neoarameo a algunos colegios privados y religiosos cristianos. Como en el caso turco, se prohibieron los nombres en idiomas originarios. Varios de estos países adoptaron el nombre oficial de Republica “Arabe” subordinando el nombre del país a este principal gentilicio. Todas las comidas regionales pasaron a ser “árabes”, y todos los ciudadanos también “árabes”.
En el caso de Amazighia, (Africa del Norte), que llaman “Magreb Arabe” (Occidente Árabe), ocurrió algo similar con la cultura originaria Amazhigh y su lengua. La diferencia es que los amazigh se convitieron al Islam, mientras que en Oriente, los conversos al islam perdieron toda memoria historia y su lengua originaria, que sí en cambio mantienen grupos cristianos.
Las últimas décadas desde los años 80, son los de la pérdida de legitimidad de los regímenes militares que se amparaban en el nacionalismo árabe y eran su garante y se produce el fenómeno del ascenso del islamismo político, que busca su legitimidad en el islam conservador y el fundamentalismo, y como el árabe es lengua sagrada para ellos, también son arabizantes, pero además religiosos.
No obstante emergen también las voces críticas que reivindican distintas pertenencias reales de los diferentes pueblos que habitan Africa del Norte, Levante, Mesopotamia y Anatolia.
Es en este marco de reacción al absurdo impuesto durante décadas y a la islamización social que se alzan intelectuales amazigh, kurdos, asirios, egipcios, levantinos…., y un ejemplo de ello es esta carta manifiesto de un sacerdote greco ortodoxo, además historiador, Theodoros Daoud, publicada incluso en el Magreb. Y en este movimiento de sacudir el colonialismo o imperialismo cultural arabizante impuesto desde arriba por las propias elites de los estados poscoloniales, tiene relevancia este manifiesto, si consideramos que quien lo emitió pertenece a la misma comunidad cristiana de la que surgieron los intelectuales fundadores del nacionalismo árabe.
NO, NO SOMOS ARABES. YA HA HABIDO SUFICIENTE MENTIRA, FRAUDE, ADULACIÓN, IMPOTENCIA Y MIEDO! «
Autor: Padre Theodoros Daoud, sacerdote de la Iglesia Greco Ortodoxa de Antioquía, licenciado en historia y doctor en teología.
Artículo publicado en Francés en diversos medios, entre ellos el portal amazigh24 de Marruecos el 26 de febrero de 2016
«No, no somos árabes. Basta de mentiras, fraude, debilidad y miedo. Nosotros no somos árabes, por suerte!. El sirio no es un árabe, el iraquí no es árabe, el egipcio no es un árabe, un libanés no es un árabe, jordanos y palestinos tampoco.
Somos nosotros los Levantinos bizantinos, caldeos, asirios, coptos, que son los descendientes de Ebla y Mesopotamia, los fenicios, los faraones, somos el Levante. Somos los indígenas de Oriente. Nosotros no somos árabes. ¡Suficiente! Dejen de manipular la historia, la geografía, la verdad y la realidad.
Los descendientes de lo arábigo son los Arabes y para ser fieles a la historia, podemos reconocer que hay tribus árabes que se convirtieron en cristianos, pero por la arabidad de una minoría no se puede extrapolar a la mayoría de la población de Levante que nunca ha sido árabe.
Incluso si somos hablantes de árabe, esto no quiere decir que seamos árabes. El americano que habla Inglés, Inglés no es, hasta el momento; el brasileño que habla portugués no es portugués y el argentino que habla español no es Español tampoco. Estas son las lenguas coloniales heredadas de un pasado colonial.
Incluso si hablamos árabe, no somos árabes, y no nos parecemos a ellos de ninguna manera, ni en nuestra cultura, ni en nuestro gusto, ni en nuestra civilización. Ellos son la gente del desierto, mientras que nosotros somos el pueblo de la civilización. Su tierra es el desierto, mientras que la nuestra es tierra de leche y miel, higos, almendras, manzana y uvas. Nuestros antepasados cultivaban la tierra y se establecieron en ella; sus raíces se mezclan con ella y se convirtieron en parte de la tierra, mientras que tu no sembraste por lo que se convirtieron en nómadas y sin arraigo en ella. Nuestros antepasados plantaron la viña y el vino hicieron y crearon la música, se regocijaron y bailaron y construyeron civilizaciones y escribieron libros, mientras que los suyos bebieron la sangre y todavía lo hacen. Bailan sobre otros cuerpos sacrificados por su alegría y todavía lo hacen en la actualidad. Ellos destruyeron civilizaciones, quemaron bibliotecas y libros valiosos, y todavía lo hacen en la actualidad.
Nosotros no nos parecemos en absoluto, ni en la historia antigua ni en la moderna. Nuestra historia está hecha de sentido y cuentos épicos y gloria, mientras que su pasado es la traición y también lo es su presente, y también así será su futuro.
No somos iguales en modo alguno, ni en nuestra historia humanitaria, ni en nuestra historia como cristianos o musulmanes.
Los musulmanes de mi país son diferentes a los musulmanes del suyo. Los musulmanes de mi país son humanitarios y amantes de la educación y la vida. En cuanto a ustedes, ustedes han creado un pueblo lleno de odio y amor a la muerte.
Nuestra historia es la civilización, el conocimiento, la literatura, la música y la poesía; su historia es sangrienta, de invasiones, el odio y los deseos. El que se convirtió en un musulmán en mi país después de la invasión árabe mantuvo su noble comportamiento, creencias y tradiciones, e incluso los que han vivido entre nosotros se hicieron como nosotros desde el punto de vista social.
Comimos juntos, bailamos juntos nos reímos juntos y lloramos juntos, pero no hemos cambiado. Mil cuatrocientos años y todavía no ha cambiado y mientras usted sea incapaz de cambiar, destruirá y continuará destruyendo nuestra tierra, nuestra herencia, nuestra convivencia y nuestra humanidad.
El musulmán oriental que ha negado y se disgustado por más que el cristiano oriental. Nosotros somos los que les hemos enseñado, construyeron sus ciudades, hospitales, universidades y mantenemos su idioma. Nos hubiera gustado que no lo hubieran hecho, deseamos que os dejamos a la justicia de Dios y de su destino que es más oscuro que su aceite.
Le enseñamos, a construir sus ciudades, sus hospitales y sus universidades y preservado su idioma. Si tan sólo no lo hicimos, aunque sólo os dejamos a la justicia Dios y nuestro destino y más oscuro que su aceite.
Fuimos el puente entre usted y el oeste, y se convirtió en una herramienta en manos del oeste empeñado en la destrucción de nuestro Levante. A partir de sus frutos, te hemos conocido. Usted es la historia de la barbarie y la humillación. No tienen una sola victoria desde los tiempos de Salah Eddin, que ni siquiera era árabe, sino kurdo. Sus victorias son de la destrucción de uno al otro, el hermano a su hermano, el hijo de su padre por el derecho a gobernar o para un camello o una mujer o un burro. El oeste lo ha montado a usted– los que llama infieles – mientras que lamen sus pies para que puedan permitirle mantener sus tronos, para robar a las personas más pobres, y para llenar sus arcas.
Hemos tenido suficiente y ya no encubriremos esta farsa. Así que por favor nos hacen un favor ustedes pastores, caballeros arabizados y amantes de la arabización, si desean hablar y estar orgullosos de ello, luego hablen de sí mismos y su cobardía, y no de las personas que han sido sacrificados, violadas, secuestradas, y cuyo pasado, presente y muy probablemente su futuro se han destruido en el nombre de la arabización.
Gloria al Levante y Dios tenga el alma del poeta Nizar Qabbani quien dijo en uno de sus poemas:
«O verde Túnez he venido a usted como un amante,
Y en mi frente hay un libro y una rosa.
Yo soy el Damasceno cuya profesión es el amor.
Canté y la tierra y el bosque se convirtió en verde.
Estoy cansado de mi amigo, mi arabismo.
Arabismo es una maldición y una tortura
El mundo árabe es o bien un
Cordero sacrificado o un gobierno de carniceros «.
Theodoros Daud
Argentino de ascendencia libanesa y asirio-caldeo-siríaco de Turquía.