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El Ghorba y el Mahyar

La socióloga marroquí Fátima Al Mernissi, escribió en 1992, en su libro “El miedo a la modernidad: islam y democracia”, algo que es muy pertinente que se vincula al “miedo al otro”, en este caso el miedo al “Extraño Occidente”, para lo cual analiza una palabra, que, tirando del hilo de significantes, tiene un profundo sentido al incorporar en un solo término, una red de significantes. Parte de las sutilezas y la magia del idioma árabe.

Se trata de un  término al que se hace referencia en canciones, poesía,  y que se relaciona con el desafío de la necesidad de emigrar para buscar “fortuna, progreso o una vida mejor”, en un mundo extraño (garib), que no se comprende del todo, exótico a los ojos de alguien de Oriente y que sería el Oeste, es decir Occidente.

La palabra a la que nos referimos es “Ghorba” (en árabe), que en turco se adaptó fonéticamente a “Gurbet”. Y “gurba” es una palabra que conjuga dos palabras con la misma raíz: garb (occidente) y garib (extraño), teniendo el significado literal de “Extraño Occidente”.

Dirá que el término “garib (o garb), el nombre árabe que significa Occidente, es también (en el imaginario social de los pueblos árabes) el lugar de las tinieblas y de lo incomprensible, y eso siempre es espantoso. Garb es el territorio de lo extraño, el garib. Y todo aquello que no se comprende espanta. Lo extraño en árabe tiene una connotación espacial muy fuerte, pues garb es el lugar por donde el sol se pone y desde donde las tinieblas acechan. Por el Oeste, la noche atrapa al sol y se lo traga; todos los terrores son entonces lícitos. Es en ese lugar donde la garaba, la calidad de lo extraño, decidió afincarse”.

Y continúa explayándose, “El lugar donde se pone el sol es siempre un lugar lejano, distinto del territorio donde nos encontramos. Es también el dominio de la noche”, asociando con otra palabra de la misma raíz gurab (cuervo). Ocurre que en la lengua árabe las relaciones de sentido entre palabra, aparentemente diferentes tiene connotaciones poéticas/literarias sutiles, que no se encuentran al menos en la lengua castellana. “En árabe, el cuervo se llama gurab y es de mal agüero, pues su color anuncia la ceguera. El territorio del sol poniente es también el de la lejanía (ba3id), de la distancia extrema, de lo que está situado más allá”.

Es en este marco, desde fines del siglo XIX, donde primero muchas personas levantinas, y del mediterráneo oriental, bajo el Imperio Otomano, comienzan a emigrar a los países americanos. Mayormente minorías religiosas cristianas, perseguidas por la animosidad despertada por las pérdidas de territorios en manos de potencias “cristianas”, y el auge de los nacionalismos, en especial el turco, limpiezas étnicas de por medio, entre otras causas, además del hambre, y los padecimientos de la 1° Guerra Mundial. 

La emigración, el dejar su tierra para aventurarse al “gurba”, muchas veces tomando barcos donde se hablaban lenguas incomprensibles y donde en muchos casos no se sabía dónde desembarcarían. El mundo de entonces no tenía teléfonos, celulares o internet, y emigrar a un destino incierto, junto con muchedumbres de personas también de clases populares provenientes de Europa, supuso una nueva experiencia vital, y un contacto y hermanamiento con personas en situaciones parecidas con las que apenas se podía comunicar. Inicialmente, eran hombre solos los que emigraban, con sus maletas y sus añoranzas, convertidos en emigrantes “muhayyer/muhayyirun”, adentrados en un mundo tan extraño como más amplio del que imaginaron.

Después de la 2da guerra mundial, hasta la actualidad, la experiencia migratoria de las poblaciones de Medio Oriente, y también de Africa del Norte, especialmente Argelia y Marruecos, se revitalizará, no sólo hacia países americanos, sino hacia otros destinos, europeos, como Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, España (más recientemente), o lugares tan lejanos como Australia.

Hubo en cada oleada quienes se adaptaron, progresaron y mejoraron su situación personal, fundando familias en el extranjero, y quienes no se adaptaron y vivieron en la nostalgia y añoranza permanente de su tierra. La carga de tener que demostrar, en caso de volver, que habían hecho dinero, fue una barrera psicológica para el retorno de muchos. El choque fue grande, el ambiente y las costumbres muy diferentes. Los oficios otros, los espacios de encuentro entre “paisanos”, espacios de recuerdo, mantenimiento de la lengua y de compartir historias de sus vidas anteriores. Recuerdo, y esto pasó entre muchas familias inmigrantes, que las personas mayores nunca lograron aprender el idioma del país de recepción, estando limitadas al ámbito del hogar o de vistas entre familiares y paisanos. El caso de mi abuela Luisa fue uno de ellos.

Las narraciones de historias fue un recurso importante de transmisión oral de algunas personas mayores a quienes fuimos jóvenes nacidos en “la nueva tierra”. Creo que en cada familia hay alguien que ocupó ese rol, y en el de la mía fue mi tío Said, que vivió con nosotros y fue como un abuelo que nunca conocí, y que nos contaba historias y cuentos, donde se mezclaba la ficción con la realidad, y siempre con la descripción de lugares mágicos y coloridos, transmitiéndonos la nostalgia de visitarlos.

Otra cosa que se repitió, hablando con muchas personas, es que en algunos casos, sobre todo en los años 40 a 50, las que decidieron un proyecto migratorio fueron mujeres, que, al enviudar en su país de origen, si tenían hermanos en “el nuevo mundo”, en el gurba, decidían iniciar, con sus hijos, el proyecto migratorio. También fue el caso de mi abuela, quien paradójicamente no aprendió nunca a hablar español.

La experiencia en el ghorba, está retratada en numerosas poesías y canciones, desde Turquía a Marruecos. Para cerrar el artículo quiero compartir algunas de ellas.

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Tenemos para empezar esta canción de 1972, compuesta en el extranjero (probablemente en Alemania) por el turco Özdemir Erdogan, hoy convertida en canción popular, donde le canta a su tierra como si fuera una novia o una amada (algo clásico en la literatura árabe y oriental desde época medieval) y la canción se llama “GURBET”, y dice así:

¿A quién debo contar mi dolor, queridas nubes?

Las personas a las que consideramos hermanos nos hieren profundamente.

Y luego está la nostalgia, que duele más.

Díganme ¿Hay noticias de la patria?

¿Son estas lluvias acaso las lágrimas de mi amada?

Díganme ¿Hay noticias de la patria?

¿Son estas lluvias acaso las lágrimas de mi amada?

Estoy ardiendo por dentro. Mi herida es profunda.

Tráiganme algunas noticias de mi delicada amada.

Estoy ardiendo por dentro. Mi herida es profunda.

Tráiganme algunas noticias de mi delicada amada.

Nubes, saluden a mi amor

Díganle que se acerca el día del reencuentro

Si el destino me mandó lejos de mi amor

¿Qué puedo hacer yo solo en el extranjero?

Díganme, ¿Es posible vivir lejos del amor?

¿Qué puedo hacer yo solo en el extranjero?

Díganme, ¿Es posible vivir lejos del amor?

Estoy ardiendo por dentro. Mi herida es profunda.

Tráiganme algunas noticias de mi delicada amada.

Estoy ardiendo por dentro. Mi herida es profunda.

Tráiganme algunas noticias de mi delicada amada.

Gurbet: interpretada por Zehra:

Una canción del libanés Fares Karam, con ritmo de dabke (el folklor libanés y de otros países de la zona) AL GHORBA, de 2012

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El siguiente video tiene la canción subtitulada al español: https://youtu.be/z05de5ZJihM?si=FBNDrKPXQCzD8NHn 

Finalmente, nos vamos a Marruecos y descubrimos la emotiva letra de una canción del Grupo popular  “Essiham”

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“He vaciado un país y llenado otro”

“He vaciado un país y llenado otro.

Di  a los que vengan que no es la solución escapar

Di a los que están en camino, que es mentira,.

Escapar no trae soluciones

Escapar no trae cosechas, 

Escapar no ayuda a quienes tienen problemas.

(Estribillo coral):

Vean, vean,, vean hermanos.

Estoy perdido, he olvidado la realidad.

Vean vean , ve hermano

Me han hecho cambiar de actitud.

Vean, vean, ve

Que han robado mi pensamiento

Vean vean hermanos

He vivido aquí y no he tenido miedo.

He vaciado un país y llenado otro.

Oye, si llegas, acuérdate de mi.

Estoy igual que antes (de emigrar)

Pero en el Ghorba

Con los mismos problemas en mi vida.

Ahora volveré.

Di a mi madre que me espere.

Es necesario que mis ojos   

Vuelvan a ver a  mis seres queridos,  mi familia.

Volveré.

Pero ahora volveré quebrado.

Les contaré a todos mis hermanos

Lo que he vivido aquí.

No me quedó tiempo para soñar con el huir.

Huir no fue la solución.

Si fuiste, madre, conociendo mi historia,

Desde el día que salí de casa, 

De un tren a otro tren,  

Llegué a un ambiente (humano) oscuro

Y pensé en mi familia y recordé mi casa.

No sé si fuiste enterándote de mi historia, madre,

Y de la gente que está en el gurba

Con la visa y el temor.

Dios sólo sabe que estamos en el centro de un huracán.

Nuestras  noches no son como las noches de los demás.

El  tiempo lo gastamos en el metro. 

Durante el día corriendo hasta quedar consumidos.

Y ahí nos acordamos del país y de los hijos.

Y ahí nacen  nuestros hijos. 

Y ahí viven entre los embusteros 

Y frente  a la mirada de los racistas.

Sin embargo no he olvidado a los de mi sangre, 

A los árabes, a mi origen, a mi padre y  a mi madre.

Todo lo que han edificado está  en mi sangre. 

Por vosotros   daría  todo.

Aquí la gente no nos quiere.

No quiero vivir como un extranjero

No quiero cambiar mi nombre

No quiero recibir afrentas.

He comprendido el significado de vivir en el gurba

Di a mi madre que me espere.

Regresaré, regresaré, regresaré.

Di a los que vienen que no es la solución escaparse.

Y con esto, terminamos el recorrido a la temática de la emigración a Occidente, o Al mahyar fi al ghorba, empatizando con los sentimientos de los emigrantes, y sus hijos y el desgarro de la inmersión en un ambiente, geografía muchas veces hostil, al menos para una parte de los inmigrantes, o al desarraigo del inmigrante  que añora su tierra y que de esa añoranza hace arte, en este caso poesía y canciones.

Ricardo Georges Ibrahim

Ricardo Ibrahim

Argentino de ascendencia libanesa y asirio-caldeo-siríaco de Turquía.

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